Artes populares

El estado de Puebla es conocido por su amplia gama de artesanías. La más emblemática es la cerámica de Talavera, técnica en la que se realizan no sólo tibores y vajillas, sino azulejos y otros elementos de decoración arquitectónica. De este tipo de cerámica están recubiertas algunas construcciones de la capital poblana y otros pueblos (especialmente en el centro del estado), como las cúpulas de la Catedral de Puebla, el templo de Sebastián de Aparicio, la cocina del convento de Santa Rosa o la Casa de los Muñecos. San Salvador Huixcolotla, en el valle de Tepeaca, es la cuna del papel picado que se emplea como adorno en diversas festividades mexicanas, como el Día de la Independencia o el Día de Muertos.

La técnica tiene su origen en la época colonial, aunque la costumbre de emplear el papel como elemento en los rituales tiene sus resabios prehispánicos. En la región de Pahuatlán se manufactura el papel amate siguiendo una técnica precolombina que se ha modificado muy poco al pasar el tiempo. Este papel amate se emplea para la representación de los espíritus de la mitología de los nahuas y otomíes de la Sierra Norte, calando los motivos en el papel. El papel amate de la Sierra Norte de Puebla se emplea en la producción artesanal de Guerrero.


También en la Sierra Norte existe una importante producción de textiles artesanales, especialmente camisas bordadas para mujer y los famosos quexquémitl que emplean las mujeres nahuas y otomíes de la región. Estas prendas se tejen en telar de cintura mediante la técnica de brocado con hilos de lana, casi siempre de color negro y rojo. Los quexquémitl son parte central de la indumentaria de las mujeres en la sierra, y en Cuetzalan tienen un festival que gira en torno a la exhibición de estas prendas. Por otra parte, en el sur del estado se encuentra la producción alfarera de la Mixteca Poblana. La alfarería de Acatlán de Osorio e Izúcar de Matamoros se caracteriza por sus figuras elaboradas de barro casi sin decoración, aunque en la primera localidad es característico el empleo de mecates de palma para decorar ollas y otros utensilios de uso diario. En la región del centro y sureste del estado se producen figuras talladas de ónix y mármol, entre otras piedras que pueden obtenerse en los yacimientos de Tepeaca y Tecali de Herrera. La cestería es común a casi todo el estado, aunque tiene especial importancia en la Mixteca y la región de Tehuacán, donde la palma empleada en su confección crece de modo silvestre.


Se comenzó a construir por mandato de fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala, entre 1536 y 1539. Posteriormente las autoridades virreinales ordenaron la construcción de un templo más grande y vistoso, proyecto que fue encomendado en 1575 al arquitecto Francisco Becerra.


Sin embargo, la falta de dinero y los cambios administrativos hicieron que las obras se detuvieran en 1626.

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