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Puebla en la época prehispánica |
El valle de Tehuacán, que se caracteriza por ser una región seca y con pocos recursos para la supervivencia humana, fue en los más antiguos tiempos de la ocupación humana en Puebla uno de los sitios más importantes. Durante la etapa lítica, que comienza con la llegada del hombre a México (alrededor del año 30000 a. C.) y concluye hacia el 7000 a. C., con los primeros indicios de agricultura, el valle de Tehuacán fue el escenario del desarrollo de un grupo humano que con el tiempo habría de convertirse en uno de los primeros cultivadores del maíz en Mesoamérica. Los indicios más antiguos de la presencia humana en Puebla provienen de El Riego, fechados con carbono 14 en el año 20000 a. C.
Los ocupantes de El Riego empleaban una tecnología lítica muy simple, en la que la falta de puntas de proyectil es característica. Las herramientas estaban orientadas a la actividad recolectora y el procesamiento de vegetales, así como el aprovechamiento de pequeñas especies animales.
Durante los siguientes horizontes de la etapa lítica, en el cenolítico y el protoneolítico, tuvo lugar en la región de Tehuacan el desarrollo de la agricultura del maíz. Recientes investigaciones han puesto en duda que la domesticación de este cereal haya tenido lugar en México, y apuntan a que se trata de un cultivo de los Andes peruanos. Si esto es cierto, se puede decir que los ocupantes del valle de Tehuacán tuvieron muy tempranos contactos con Sudamérica. De lo contrario, la región seguiría siendo el sitio donde se han encontrado los restos más antiguos de la agricultura del maíz, fechados entre el año 6500 a. C. y 2500 a. C. Los vestigios hallados son pequeños jilotes (canutos de maíz) fosilizados encontrados en varias cuevas de las sierras que rodean Tehuacán, así como herramientas de piedra asociadas a su procesamiento, como el metate. Los sitios en donde se han encontrado estas evidencias conforman lo que se denomina Complejo Coxcatlán, que es el nombre de su sitio más representativo.
Durante el período Preclásico Temprano, el valle de Tehuacán también fue uno de los escenarios donde primero se desarrolló la cerámica mesoamericana. La cerámica es tomada por los arqueólogos que estudian Mesoamérica como un rasgo definitorio de la vida sedentaria. Quizá el más antiguo de todos los asentamientos humanos en México es Ajalpan, también en el valle de Tehuacán, donde se ha encontrado una estructura circular de piedra, fechada en el año 3000 a. C. En este sitio también se descubrieron restos de tecomates (recipientes de barro con forma casi esférica) que han sido fechados en el año 2300 a. C., unos ciento cincuenta años más tarde que la primera cerámica de Puerto Marqués, en la costa de Guerrero. Hacia el final de esta primera parte del Preclásico, Tehuacán pasaría a convertirse en una región periférica del área Centro de México. En lo que hoy es el territorio poblano, el valle de Puebla-Tlaxcala se convirtió entonces en una región de suma importancia, siempre ligada con las grandes ciudades del valle de México.
Hacia el siglo XII a. C., en el valle de Puebla surgió un complejo de poblaciones agrícolas que estaban integradas en una amplia red de intercambio comercial dominada por los olmecas. Entre estas estaban Amalucan, Totimehuacan Las Bocas y Cholula. Esta última se habría de convertir con el tiempo en la protagonista de la historia precolombina de la cuenca alta del Río Atoyac. Durante el período Clásico fue una importante aliada de Teotihuacan, y al declive de ésta, Cholula vivió una de sus épocas de mayor apogeo. Competía por aquel tiempo con Cantona, una ciudad localizada en el valle de Oriental. Mientras tanto, en el sur, Acatlán, se convertía en uno de los centros más importantes de la cultura Ñuiñe, dedicado al comercio de la cochinilla y otros productos de la Mixteca baja. Cerca del siglo VII, en la sierra Norte de Puebla floreció Yohualichán, una ciudad relacionada con la cultura totonaca de El Tajín, a la que su arquitectura imita.
A la caída de Teotihuacan, ocurrida en el siglo VIII d. C., la región del valle de Puebla vio una de las épocas de mayor esplendor de Cholula, la vieja ciudad de Quetzalcóatl. Sin embargo, esta ciudad, que llegó a ser una de las más grandes de Mesoamérica fue abandonada por la mayor parte de sus pobladores. En cambio, en la sierra Madre Oriental, Cantona tomaba el relevo como una de las grandes ciudades del epiclásico mesoamericano. Cantona competía con El Tajín y sus estados satélite (como la misma Yohualichán) por el contro de las rutas comerciales del golfo de México. Hacia el siglo X de nuestra era, Cantona declinó como la mayor parte de los centros regionales del epiclásico. Un siglo más tarde, los migrantes chichimecas que venían del norte poblaron nuevamente Cholula.
Durante este nuevo período de ocupación humana, Cholula se convirtió nuevamente en una de las ciudades más importantes de Mesoamérica. Por ello, recibió el nombre de Tollan-Chollollan, que la elevaba al mismo rango que tuvieron la Tula histórica y Teotihuacan. Según algunas interpretaciones del códice Nuttall, Cholula pudo ser la gran aliada nahua del señor Ocho Venado, el señor mixteco que en el siglo XI emprendió una campaña de conquistas en el Mixtecapan. Aunque no fue independiente de los grandes centros de poder del valle de México, Cholula ocupó un papel muy importante en la política del período Posclásico de Mesoamérica. Fue una aliada importante de los mexicas en el valle de Puebla-Tlaxcala, lo mismo que Huejotzingo. Por ello, cuando los españoles llegaron a México, Cholula fue el escenario de una masacre perpetrada por los recién llegados y sus aliados tlaxcaltecas y zempoaltecas. |
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Conquista |
Los españoles llegaron a las costas del Golfo de México en 1519. La condición de sometimiento de varios pueblos indígenas de Mesoamérica al poder del Estado mexica propició el establecimiento de varias alianzas entre los recién llegados y los nativos. Los totonacas de Zempoala (actualmente en Veracruz) fueron uno de los primeros pueblos en aliarse a los españoles, viendo en ellos una posibilidad de liberarse del dominio de la Triple Alianza. A partir de ahí, los españoles penetraron hacia el Altiplano a través de la Sierra Norte de Puebla, siendo los primeros europeos que la cruzaron, haciendo paradas en Zautla e Ixtacamaxtitlán, para llegar al valle de Puebla-Tlaxcala, donde los tlaxcaltecas usaron a los otomíes de Tecóac como una primera línea de defensa. Viendo que los otomíes fueron incapaces de detener el avance de los españoles y sus aliados de la costa norte del Golfo, los gobernantes de la República de Tlaxcala decidieron aliarse a los recién llegados, también como un medio de deshacerse del yugo mexica.
El 18 de octubre, los españoles y sus aliados indígenas atacaron la ciudad de Cholula. Los tlaxcaltecas pretextaban que esta intervención fue en respuesta al asesinato de un enviado suyo a la ciudad, para pedirles que se unieran a ellos y a los españoles. Sin embargo, las versiones recogidas por otros textos de autoría no tlaxcalteca apuntan a que fueron éstos los que azuzaron a los españoles contra Cholula y Huejotzinco, a los que consideraban aliados de los tenochcas y por tanto, enemigos de los tlaxcaltecas.
Los españoles avanzaron por el valle Poblano-Tlaxcalteca con rumbo al poniente por la región de Huexotzinco, de donde llegaron al punto que se conoce en la actualidad como Paso de Cortés, en la Sierra Nevada. De ahí siguieron México-Tenochtitlan, de donde fueron expulsados por Cuitláhuac el 30 de junio de 1520. Ayudados por los indígenas, los invasores se refugiaron en Tlaxcala desde donde atacaron algunas poblaciones con presencia mexica o aliadas a Tenochtitlan, entre ellas Huexotzinco, Tepeaca, Itzocan y Cuauhquechollan. En Tepeaca, Cortés estableció una población española, y el poblado indígena tomó el nombre de "Segura de la Frontera" en 1520. Posteriormente, los habitantes de estos pueblos terminarían por aliarse a los españoles en la campaña final contra los mexicas y en otras campañas de conquista. |
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Colonia |
De modo alterno a la conquista militar española, en Nueva España se realizó una activa cristianización de los pueblos nativos. De hecho, una de las razones que sirvieron para justificar la ocupación española de América fue la expansión de la religión cristiana entre los nativos.23 En el territorio de Puebla penetraron primero los franciscanos, que acompañaron a los expedicionarios españoles en Nueva España durante los primeros años después de la caída de Tenochtitlan. Los franciscanos construyeron establecimientos conventuales especialmente en el centro de la provincia de Puebla, en poblaciones como Tecamachalco, Tepeaca, Tecali, Quecholac, Cholula, Huaquechula, Zacatlán (Sierra Norte) y Tehuacán. Los dominicos se establecieron principalmente en el sur del estado —Izúcar, Tepexi, Huehuetlán— y los agustinos en el norte —Xicotepec— y suroeste de la provincia —Tlapa, Chiautla, Chietla—.
Después de consumada la conquista española de México-Tenochtitlan, en el territorio de Puebla tuvo lugar el repartimiento de dominios para los españoles y la asignación de encomiendas de indios a quienes participaron en la Conquista. Pero dados los privilegios que se concedieron a Tlaxcala, las poblaciones de la región del valle Poblano-Tlaxcalteca fueron protegidas por un estatuto especial de autogobierno indígena, por lo menos nominal. De acuerdo con lo convenido, las poblaciones tlaxcaltecas quedaron libres, y se pusieron restricciones al establecimiento de españoles en esas regiones, aunque ello no impidió que de hecho hubiese españoles que acosaran a los tlaxcaltecas obligándolos a trabajar para los conquistadores. Ante la situación de las relaciones tensas entre españoles e indígenas que privaba en el valle, la Segunda Audiencia de la Nueva España concedió el permiso para poblar la región de Tlaxcala con españoles.2 La nueva población española, fundada como Puebla de los Ángeles el 16 de abril de 153125 en 1531, se estableció en una región que, de acuerdo con la leyenda, fue señalado por los ángeles a Julián Garcés, obispo de Tlaxcala. Sin embargo, es posible que fueran los franciscanos de Tlaxcala, entre ellos Toribio de Benavente —conocido como Motolinía, que en náhuatl quiere decir El que se aflige— los que eligieron el sitio donde se levantó la nueva población española.
La posición estratégica de Puebla entre el valle de México y la costa del golfo de México jugó un papel importante en el desarrollo de la historia colonial poblana. La ciudad de Puebla se convirtió en paso obligado del comercio entre la capital novohispana y el puerto de Veracruz; este último era el punto por el que se realizaba el mayor tráfico comercial entre la Nueva España y su metrópoli. De acuerdo con los reportes enviados por el oidor especial, Juan Salmerón, la nueva población estaba prosperando rápidamente, atrayendo también pobladores indígenas y a una buena parte de los recién llegados a la colonia. El éxito de Puebla implicó enfrentamientos con los encomenderos, que veían amenazados futuros repartimientos de tierras y mano de obra indígena. El éxito de la población fue argumento para solicitar al rey de España la abolición de alcabalas, la creación de una encomienda municipal con el pueblo de Totimehuacan, el traslado del obispado de Tlaxcala a Puebla y la creación de una audiencia provincial. Sin embargo, una inundación acabó con la primera fundación de Puebla a orillas del río San Francsico, por lo que se hizo necesario trasladarla a otro sitio más seguro. El traslado de la población no la privó de los privilegios que había obtenido —como la prestación de trabajo por parte de los indígenas del valle de Puebla-Tlaxcala—. En 1532 fue expedida la cédula que elevaba a Puebla a la categoría de ciudad, aunque el documento llegó a la Angelópolis hasta 1533, quizá retenido por las autoridades coloniales en la capital. En ese año la Audiencia nombró un corregidor para Puebla, Tlaxcala y Cholula que sesionaría con un cabildo propio. En julio de 1533, el cabildo de México presentó una queja contra la ciudad de Puebla ante el Consejo de Indias, argumentando que Puebla explotaba a los aliados españoles en la conquista de México —los tlaxcaltecas— y privaba a la capital de los tributos que le debían rendir los indígenas de la región. La demanda exigía concluir con los privilegios para Puebla, lo que ocurrió un año más tarde.2
Los fértiles valles de la provincia de Puebla —como Atlixco, Puebla-Tlaxcala e Izúcar— se convirtieron en productores de buena parte de los cereales y otros insumos del campo que se destinaban al consumo de la Ciudad de México y la Angelópolis. La prosperidad de la ciudad de Puebla favoreció la rápida urbanización de esa localidad, que fue embellecida con grandes construcciones civiles y religiosas. |
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Siglo XIX
La Guerra de Independencia de Puebla |
Al iniciarse la Guerra de Independencia de México, la intendencia de Puebla se mostró como una de las más leales al gobierno español. El intendente Manuel de Flon, conde de la Cadena, fue llamado para reforzar al ejército realista en la Batalla del Monte de las Cruces, donde los insurgentes al mando de Miguel Hidalgo y Costilla derrotaron a los españoles aunque no avanzaron finalmente sobre la capital novohispana. Las tropas de Flon, en compañía de Calleja acosaron a las tropas insurgentes hasta Guadalajara, propinándoles una serie de derrotas que luego terminaron la primera etapa de la guerra. Sin embargo, en la Batalla del Puente de Calderón el intendente de Puebla resultó muerto en combate. El alto clero poblano también se mostraba favorable a la causa realista, incluso, el obispo González del Campillo llegó a acusar a Hidalgo de formar parte de una conspiación francesa para poner a las colonias españolas bajo el dominio de Napoleón.26
Tras el fusilamiento de los primeros jefes insurgentes en 1811, en Puebla se fortalecieron los incipientes brotes rebeldes que habían surgido en la Sierra Norte. En esta zona, la rebelión se fortaleció al mando de José Francisco Osorno. También se mostraban afines a los independentistas la región de Izúcar y Tehuacán, y, especialmente, en Tlapa, en el sur de la intendencia, donde los rebeldes se pusieron bajo las órdendes de José María Morelos y Pavón. Las negociaciones emprendidas por el gobierno virreinal a través del obispo de Puebla en 1811 resultaron un fracaso, puesto que la Junta de Zitácuaro se negó a recibir el indulto, lo mismo que Morelos cuando se entrevistó con un enviado de González de Campillo en Tlapa. Mientras tanto, en el norte, Osorno había establecido un gobierno provisional en Zacatlán. Los insurgentes de la Sierra Norte se apoderaron en lo sucesivo de una importante zona del norte de Veracruz, así como del norte de la intendencia de México, incluyendo posiciones tan importantes como Tulancingo, Real del Monte y Pachuca. Con los recursos tomados de las minas de la región Osorno financió la creación de regimientos en Huamantla y San Juan de los Llanos.
En el sur, Izúcar recibía a Morelos en diciembre de 1811, al tiempo que el avance de Valerio Trujano en la Mixteca poblana formaba un corredor insurgente entre el valle de Izúcar y el valle de Tehuacán. El 23 de febrero de 1812, el realista Ciríaco del Llano sitió Izúcar, aunque no pudo tomar la plaza y tuvo que acudir a apoyar a Calleja y las tropas que sitiaban en Cuautla a los insurgentes. Tras su victoria en Cuautla el 2 de mayo de 1812, Morelos y sus tropas se dirigieron a Izúcar. Al mando de 2.000 soldados quedó Mariano Matamoros en esta población, mientras que Morelos y el resto del Ejército Insurgente se dirigieron a Tehuacán —que había sido tomada el 3 de mayo de 1812 por los independentistas encabezados por el cura de Tlacotepec, José María Sánchez—, apoyados por Trujano que controlaba la Mixteca. Mientras tanto, la ciudad de Puebla era asolada por una epidemia. Esta situación de emergencia obligó a la intendencia y al ayuntamiento de la ciudad a tomar algunas medidas, incluidas la construcción de un hospital y la del Fuerte de Loreto, ante la posibilidad de un ataque de los insurgentes, que para ese año se encontraban en plazas cercanas como Atlixco y Tepeaca, además de controlar el norte de la intendencia.27 En el oriente, la victoria de Nicolás Bravo en San Agustín del Palmar el 12 de agosto de 1812 ponía nuevamente a las autoridades de la ciudad de Puebla en alerta, puesto que esta victoria insurgente cortaba el paso entre la Angelópolis y el puerto de Veracruz.
En noviembre de 1812, Morelos abandonó Tehuacán para dirigirse a la ciudad de Oaxaca, ciudad que tomó a final de ese año. Al iniciar 1813, se le unió en Oaxaca el general Matamoros procedente desde Izúcar. En abril de ese mismo año, Morelos y su tropa atravesaron el sur de las intendencias de Oaxaca, Puebla y México para dirigirse a Acapulco, que fue rendida por completo del 20 de agosto de 1813 con la rendición del Fuerte de San Diego. En el norte de la intendencia, Osorno derrotó a los realistas en Zacatlán, de modo que los insurgentes cercaron la segunda ciudad de la Nueva España por el norte, el oriente y el sur. Tras la celebración del Congreso de Chilpancingo en el sur de la intendencia de México, los insurgentes sufrieron una serie de derrotas que los llevaron a perder varias de sus posiciones más importantes.
En el territorio poblano, el enfrentamiento entre Juan Nepomuceno Rossains (comandante de Tehuacán) e Ignacio López Rayón (aliado de los rebeldes de Zacatlán) favoreció algunas victorias realistas en la intendencia, entre ellas, la toma de Tehuacán y de Zacatlán, aunque esta última ciudad sería recuperada por Osorno poco tiempo después. Las divisiones de los insurgentes poblanos y la derrota de Miguel Negrete, uno de los principales jefes de la insurgencia en Puebla, fueron los hechos que marcaron el año de 1814 para los independentistas poblanos. En ese mismo año fue promulgada la Constitución de Apatzingán, ya con el Congreso de Chilpancingo en fuga ante la persecución realista. En su huida, Morelos condujo el Congreso a Uruapan (Michoacán) y luego, en septiembre de 1815 intentó llevarlo a Tehuacán (Puebla), aunque fue capturado en Tezmalaca y fusilado el 22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec (México). Los miembros del Congreso llegaron a Tehuacán, donde fueron recibidos por Manuel Mier y Terán. Sin embargo, las diferencias entre los diputados y el general Mier y Terán facilitaron la derrota de la insurgencia en Tehuacán, y el 15 de diciembre de 1815 el Congreso fue disuelto. |
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Siglo XXI |
El 4 de julio de 2007 sucedió una tragedia en la Sierra Negra de Puebla. Cerca del pueblo de San Miguel Eloxochitlán un autobús con más de 50 pasajeros fue sepultado por un alud ocasionado por las fuertes lluvias en el estado de Puebla. El Ejército Mexicano aplicó el plan DN-III y los cuerpos de salvamento rescataron cerca de 36 cuerpos y se dio por terminada la maniobra de rescate unos días después. El gobernador Mario Marín y el presidente Felipe Calderón expresaron su pesar por este acontecimiento que tiene turbados a todos los poblanos. El verano de 2007 se ha visto empañado por lluvias fuertes y continuas y descenso en la temperatura. |
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